martes, junio 30, 2009

Preparada la modificación de la Ley de Extranjería

Para "normalizar" la persecución que se ha producido desde el inicio de la crisis contra los inmigrantes, se prepara el más duro ataque contra las libertades de este sector de los trabajadores en España


El Consejo de Ministros acaba de remitir al Parlamento para su discusión el último texto de la reforma de la ley de extranjería. En nuestro país esta es la cuarta reforma en nueve años pero, sin lugar a dudas, es la más dura de nuestra historia. Una reforma que, por ejemplo, limita gravemente la reagrupación familiar y aumenta el periodo de retención "legal" en los Centros de Internamiento.

El objetivo del gobierno es aprobarla lo más rápidamente posible: espera conseguirlo para finales de año. El gobierno no oculta sus prisas, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho (el mismo que en cada intervención pública se esfuerza por asociar "crisis e inmigración") lleva varias reuniones con los portavoces de todos los grupos parlamentarios para conseguir un apoyo que garantice la reforma antes que acabe el año. 

El texto que hoy se presenta al Parlamente ha sido objeto de varias modificaciones debido a las denuncias de organizaciones de derechos humanos y juristas. Por ejemplo, el texto original permitía la ampliación de la retención en los Centros de Internamiento de 40 a 60 días pero, además, dejaba abierta la posibilidad de detención hasta un año. 

Por si esto fuera poco, el texto original convertía en delito darle ayuda a un inmigrante sin papeles. ONG´s y ciudadanos podían ser multados o ir a la cárcel por ayudar a un inmigrante irregular. El texto ha sido modificado pero en el apartado de "Infracciones" continúa señalando que se castigará con una "multa de hasta 10.000 euros a quienes promuevan la permanencia irregular de un extranjero después de haberle facilitado una carta de invitación para viajar a España". Por tanto, este punto sigue sin estar nada claro. 

El texto ha sido modificado pero no sabemos cuántas "perlas" más de este tipo pretende  "colar" el gobierno con esta reforma. 

Esto en lo que hace referencia a la parte "oculta" de la reforma pero en lo que hace referencia a lo explícito, la cosa no mejora. 

El gobierno presenta como una modificación positiva el hecho de que con la reforma las comunidades autónomas y ayuntamientos también tendrán competencias en materia de inmigración. Pero ¿por qué esto es positivo? 

Por una parte, aumentará la ya impresionante burocracia en las tramitaciones de los permisos de trabajo y residencia. Por otra, permitirá que comunidades como la de Valencia impongan condiciones como el "certificado de ciudadanía" o la de Cataluña "certificados de bilingüismo" para obtener la residencia. 

Trabas, medidas y normas reaccionarias de todo tipo que las Comunidades Autónomas podrán introducir para hacer más difícil aún conseguir "los papeles". 

Por otra parte, el texto especificará que los extranjeros mayores de 18 años también tienen derecho a la educación y que las víctimas de violencia de género puedan denunciar su situación en lugares alternativos a las comisarías de policía. Son medidas efectivamente positivas pero ¿A cambio de qué? 

El principal golpe a los inmigrantes contenido en la reforma es la de que posiblemente dejará cerrada la única vía de legalización para los inmigrante sin papeles: el permiso por arraigo que se puede solicitar después de estar tres años en España. 

Sin esta salida más de un millón de inmigrantes sin papeles en España no podrán obtener un permiso de trabajo. Condenados a la superexplotación del mercado laboral en negro. 

Este es el centro del centro de la reforma, el punto más duro y negro de todos los contenidos en la nueva ley y del que, por supuesto, no habla el gobierno. 

A nadie se le escapa que este cambio de ley está en absoluta coherencia con la política de inmigración llevada adelante por Zapatero: cupos policiales para la detención de inmigrantes, multiplicación de detenciones en los Centros de Internamiento carcelarios, cada vez mayores trabas y dificultades para obtener el permiso de trabajo…etc. 

Ahora, con la reforma, pretende convertir esta política de criminalización de los inmigrantes en ley escrita.



miércoles, junio 24, 2009

El 54% de los jóvenes españoles dicen no tener proyectos ni ilusión

Según la última encuesta de Metroscopia: el 54% de los españoles entre los 18 y los 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado. ¿Qué proyecto de país se está gestando?
 

Por Andrea Santos y Domingo

¿Cómo explicar que más de la mitad de los jóvenes españoles no encuentren en el medio que les rodea ninguna motivación para el futuro? Para cada vez más jóvenes sólo existe el "aquí y ahora". Pero no se trata de un cambio "generacional"; como todas las tendencias ideológicas de la sociedad tienen una base material y, en este caso, no es muy difícil descubrir el origen de la "apatía" de los jóvenes españoles.

La precariedad laboral se ceba entre los jóvenes de 16 a 30 años. En un periodo de al menos 14 años, más de la mitad de los jóvenes no tienen contrato fijo. (El informe Condiciones de empleo y trabajo de los jóvenes en España). 

Pero, además, los jóvenes trabajadores realizan de media casi nueve horas extraordinarias semanales no pagadas. 
  
La mitad de los jóvenes españoles (el 50,8%) no tiene un contrato fijo. Aunque el paro sigue siendo el problema más grave de los jóvenes, con una tasa media del 18,7%. 

Unos datos que muestran todo su antagonismo si tenemos en cuenta que nos encontramos ante la generación de españoles más preparada, con diferencia, de toda nuestra historia. 

Pero sólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudios. La tasa de temporalidad de los universitarios ronda el 50 por ciento (Observatorio Joven de Empleo). 

La realidad es que, a pesar de los años de universidad, masters, idiomas… los jóvenes españoles se enfrentan hoy al riesgo de un nivel de vida peor que el de sus padres. 

Los estudios ya no son la "palanca social" de ascenso social que era.  

En síntesis, los jóvenes trabajadores españoles dedican años de su vida a estudiar para finalmente tener un contrato basura -en caso de que consigan trabajo- en el que regalan cientos de horas sin remunerar y haciendo labores por debajo de su cualificación. 

 Todo ello mientras viven en casa de sus padres hasta los 35 años. Con suerte, quines logren obtener una mejor colocación laboral, se emancipan para pagar una hipoteca durante 40 años. 

¿Cómo puede haber una ilusión por un proyectos personal y social de este tipo? 

Han crecido en una sociedad de mejora continuada del nivel de vida que toca techo con sus padres. Los jóvenes sólo han vivido el acelerado deterioro de las condiciones de vida y trabajo en forma de paro, precariedad, mileurismo, no valoración de la formación, la tiranía de las hipotecas… 

La crisis no hace más que agudizar el fin a la "clase media" y sus aspiraciones que se viene larvando desde hace algunos años. 

La situación, actitudes, expectativas… de los jóvenes españoles es la triste manifestación de la decadencia de un país (para ser exactos, de una clase política y una oligarquía) que no tiene nada que ofrecer a lo mejor de su juventud.