viernes, julio 10, 2009

Parados sin protección, banqueros con colchón

El gobierno considera excesivo alargar la mísera prestación por desempleo de 421 euros mensuales, pero poner a disposición de la banca 330.000 millones de euros le parece razonable
 

Mientras toda la clase política anda enredada a estas horas dilucidando quién ganó el debate sobre el estado de la nación, si Zapatero o Rajoy; para un millón y medio de españoles, parados a los que se les ha agotado la prestación por desempleo, el único debate posible es de qué recursos van a disponer mañana ellos y sus familias. Pero de esto, a excepción de un par de grupos minoritarios, nadie dijo una palabra a lo largo de 48 horas. Ni Zapatero anunció medida alguna, ni Rajoy se la exigió.


Cuando a finales de octubre del pasado año el sistema financiero español estuvo a punto de entrar en un colapso sistémico, al gobierno Zapatero le faltó tiempo para convocar a los máximos dirigentes de la banca, trabajar día y noche con ellos hasta encontrar una alternativa y, finalmente, poner 240.000 millones de euros a su disposición. 
  
Suma a la que ahora se habla de añadir un fondo de otros 90.000 millones para hacer frente a la situación de cajas y bancos insolventes y a punto de quebrar. En total, 330.000 millones de euros de dinero público (lo que equivale a una tercera parte de todo el PIB español y son 55 billones de las antiguas pesetas) para resolver los problemas de una banca que ha hecho su agosto con la burbuja inmobiliaria, multiplicando sus beneficios y expandiéndose por el mundo mientras endeudaba al país y a sus ciudadanos. Y que todavía después, cuando una vez estallada la crisis le surgen los problemas, acude al dinero de todos para seguir manteniendo sus indecentes niveles de beneficios. 
  
Unos meses después, cerca de un millón y medio de trabajadores españoles –la mayoría de los cuales han estado trabajando todos estos años por sueldos que difícilmente llegaban a los 1.000 euros mensuales y endeudándose con esos mismos bancos– han entrado en una situación de insolvencia absoluta, al habérseles terminado el derecho a recibir la prestación por desempleo, y no tener perspectiva alguna de encontrar trabajo previsiblemente en los próximos dos o tres años. 
  
Lo que ya es un drama individual está en puertas de convertirse en una infamia política y en una afrenta social. 
  
En los días previos al debate del estado de la nación, el propio gobierno había filtrado que estaba estudiando algún tipo de medida para remediar esta situación. Sin embargo, de la batería de medidas anunciadas por Zapatero durante el debate había desaparecido cualquier propuesta, ni siquiera una mención. Las razones, filtradas nuevamente por el gobierno, son "el excesivo coste" de alargar la prestación por desempleo a tanta gente y "la necesidad de llegar a un acuerdo con los agentes sociales" para tomar una medida así. 
  
¿Excesivo coste? Al gobierno le parece un coste excesivo alargar la mísera prestación por desempleo de 421 euros mensuales, pero regalar a la banca 330.000 millones de euros lo considera prudente y adecuado ¿Qué "acuerdo entre los agentes sociales" hubo para aprobar el plan de rescate bancario? ¿A quién se preguntó, con quién se consultó, dónde y cómo se aprobó? 
  
Aprobar una prestación para el millón y medio de parados de larga duración –y no de 421 miserables euros como ahora, sino del doble, 850 euros– significaría un gasto mensual de 1.275 millones de euros, 15.300 millones de euros al año. Sólo con el dinero del rescate bancario habría para estar pagando un subsidio así durante... ¡más de 21 años! 
  
Pero, como es lógico, no se trata de esto. Ni la economía nacional ni la dignidad de los trabajadores puede contemplar esto como una perspectiva buena ni deseable. Esta es una medida urgente para una situación excepcional. 
  
Sin embargo sería una medida inútil si no va acompañada de un plan de conjunto, de un diseño integral para que la economía española salga de la crisis y acabe con el paro cambiando su modelo de crecimiento, desarrollando nuevos sectores productivos capaces de competir en la economía global. 
  
Como venimos repitiendo en estas páginas e insistimos en nuestro programa a las elecciones europeas, España ha de empezar a levantar su propio modelo de desarrollo alternativo, productivamente eficiente, económicamente competitivo, y social y ecológicamente sostenible. 
  
Orientando su crecimiento económico y su sistema productivo hacia el desarrollo de fuentes de energía renovables alternativas al petróleo, abriéndose camino, tomando la delantera y ocupando un papel destacado en uno de  los mercados más cualitativos del futuro y por el que inevitablemente están abocadas a transitar todas las economías del planeta. Formar a la fuerza de trabajo especializada capaz de abordar un reto así es una de las tareas pendientes. Y es la alternativa que debería contemplarse asociada con esta prolongación y ampliación del subsidio de desempleo. 
  
Reciclar y formar a los parados de larga duración, hacerlo en la dirección en que debe orientarse el nuevo modelo productivo. Y cubrir sus necesidades económicas mientras dure el proceso de formación, capacitación y reciclaje profesional hasta que encuentren un trabajo digno. Este es el tipo de alternativa que necesita el país. Esto es lo que los trabajadores españoles deben exigir. Esto es lo que los sindicatos deberían reclamar. Y de esto es de lo que no se dijo nada en el debate del estado de la nación. 

El gobierno dispara la deuda exterior de España que aumenta 350 millones de euros al día

España ha elevado su deuda en los seis primeros meses de 2009 más que en los últimos diez años juntos, en total más de 63.000 millones de euros, más de 350 millones por día.
 

Por M. Olmedilla

Estamos ante un ritmo de endeudamiento que todos los expertos y el sentido común consideran que hipoteca de tal forma al país que amenaza la recuperación económica o, cuanto menos, la retrasa, al multiplicar a corto plazo las necesidades de devolución más los intereses.

Según los datos del departamento financiero del Estado, el gobierno ha impuesto un ritmo de endeudamiento tal que hasta junio el país se había endeudado en 63.419 millones de euros, superando el endeudamiento de todo el año 2009, que fue de 51.257 millones de euros, y muy superior a los diez años anteriores al estallido de la crisis. En esos diez años (del 1996 al 2007) la deuda pública española aumentó en 46.608 millones de euros, un 26,5% menos que en el primer semestre del año. 
El gobierno, se resiste a tomar medidas para ahorrar en los gastos del Estado metiendo tijera en los gastos superfluos, innecesarios y el despilfarro de las administraciones; pero no tiene ningún reparo en seguir endeudando al país para financiar los planes de rescate de la banca y los monopolios. Y a un ritmo temerario. 
Las primeras consecuencias ya las estamos viendo: la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's ha rebajado el rating de la deuda de España, es decir el nivel de confianza sobre la solvencia de nuestro país, y por lo tanto el dinero que nos prestan nos cuesta más caro. Al mismo tiempo la Unión Europea ha abierto un expediente a España por superar el nivel de déficit del 3% del PIB, lo que puede suponer una multa, sobre todo si tenemos en cuenta que acabaremos 2009 con un déficit igual o superior al 10% del PIB. O sea más gastos y dinero público que se pierde. 
Pero las consecuencias más graves están en que un endeudamiento excesivo como el actual, mete a nuestro país en una sangría de dinero que lo deja sin recursos para abordar las medidas necesarias para la recuperación económica. Lo advierte todo el mundo: España será de los últimos en salir de la crisis.